Perplejo me ha dejado la lectura de la nueva obra de Beto Hernández. Y es que el genial autor americano transita en esta obra por senderos no antes explorados en su más que recomendable corpus creativo. Bebiendo antes de David Lynch y su hipnótica “Carretera Perdida” (¡) que del habitual realismo mágico que caracteriza “Palomar”, Beto articula un relato tremendamente simple en sus formas, como impenetrable en su contenido, todo ello servido por un dibujo que en ocasiones roza la perfección.
Sin desvelar mucho sobre la historia, diremos que “Pereza” trata sobre el triángulo amoroso formado por Lita, Romeo y Miguel Serra, un muchacho que decidió escapar de una realidad opresiva autoinduciéndose el coma. Nada nuevo, en principio. Pero si a ello se le une la misteriosa leyenda urbana del aterrador Hombre Cabra que vive en los limoneros del pueblo y que puede convencer a sus víctimas de intercambiar las almas, tenemos claro que Beto no va a elegir precisamente el camino fácil.
Y es que, tras una primera parte realmente excepcional, la obra se blinda con un giro realmente inesperado ( e inexplicado), que obliga al lector a reinterpretar lo que está leyendo y lo que llevaba leido. Podríamos decir que antes de contar una historia, lo que realmente interesa a su autor es transmitir un torrente de sensaciones sacadas de manera directa desde el inconsciente, exactamente a la manera del mencionado David Lynch, o de nuestro superior Iván Zulueta.
Los resultados, desgraciadamente ( ¿o debería decir “intencionadamente”?), no están a la altura de las pretensiones, y “Pereza” dista un tanto de esa gran Obra Maestra que es “Palomar” ( cuya nueva entrega, “Luba en N.Y”, nos llega a finales de este mes de la mano de La Cupula), sin que por ello podamos atrevernos a decir que se trata de una obra fallida. Antes al contrario, hace gala de una rara imperfección, encontrando en el desequilibrio nuevas vías expositivas de lo que en realidad bien pudiera ser la historia más vieja del mundo.
Un tebeo en definitiva atípico pero muy recomendable.
RECOMENDACIÓN MUSICAL: The Residents “Demons dance alone” (2002), el mejor disco de una gran banda cuyo ambiente melancólico casa a la perfección con las imágenes que nos ofrece el gran Gilberto.Manuel Ruiz Galán
19/5/07
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