SAL BUSCEMA: El creador del método.
Lo reconozco. Puestos a contar algo relativo a uno de los hermanos Buscema, lo normal sería que hubiese decidido gastar mí depreciado tiempo escribiendo unas cuantas líneas acerca del gran John. Sin embargo, y aun reconociendo los muchos méritos que acapara este incomparable artista, admito que siempre he tenido una especial predilección por “Our Pal Sal” (nuestro amigo Sal), quizá porque cuando comenzaba a leer tebeos en aquellos tiempos del Cuéntame, el bueno de Sal estaba siempre omnipresente en todas las colecciones de la Marvel, y de esta forma, cualquier lector de comics de superhéroes, tenía por fuerza que comenzar sus andaduras de devorador de viñetas visionando la irresistible estética de Sal Buscema.
Sal Buscema aterrizó en Marvel a finales de los años sesenta siguiendo los pasos de su hermano. Precisamente su primer trabajo fue entintar el número 4 de Silver Surfer, serie que por entonces dibujaba “Big John”. A partir de ahí, una prolífica carrera de tres décadas en la editorial donde ofrecería su máximo nivel en los años setenta, cuando fue artífice del arranque de colecciones tan importantes como la de los Defensores (publicados en España bajo el absurdo nombre de Triple Acción), de la adorable Marvel Team Up (como muestra de su trabajo os recomiendo que compréis en la tienda el número 14 de Biblioteca Marvel Team Up, que se centra en una de las mejores sagas de los años setenta; el viaje en el tiempo de Bill Mantlo), la colección protagonizada por La Cosa bajo el título Marvel Two in One, el Peter Parker The Spectacular Spiderman, Nova, Námor, su preferida Hulk en la cual estuvo diez años ininterrumpidos, y en mi opinión sobre todas ellas, la que dibujó para el Capitán América, donde junto a los guiones de Englehart, firmaría la mejor etapa que nunca haya tenido esta colección.
Y es que fueron tantas las series que Sal Buscema dibujó que prácticamente ninguna colección se libró de sus lápices, y durante esos diez años, hizo gala de una inagotable profesionalidad y de lo que es más importante, fue él quien enrasó los estilos gráficos de los diferentes autores de la época, homogeneizando el producto final según la estética que Marvel abanderaba por entonces.
De tal forma que su importancia en este aspecto fue tal, que Sal Buscema sería el encargado por entonces de dibujar cualquier nuevo personaje que entrase en la escena del universo Marvel, presentándole en sociedad bajo el rigor de ese limpio trazo que poco mas tarde serviría de patrón a maestros como John Byrne y George Perez.
Todo un gran artista “Our Pal Sal”. Tan grande como su hermano, pero mucho menos reconocido.
En la actualidad, su amor por el mundo del cómic le lleva a seguir trabajando en La Casa de las Ideas como entintador ocasional, profesión que Sal Buscema acostumbraba defender. Una muestra más de esa modestia que siempre le caracterizó.
Lo reconozco. Puestos a contar algo relativo a uno de los hermanos Buscema, lo normal sería que hubiese decidido gastar mí depreciado tiempo escribiendo unas cuantas líneas acerca del gran John. Sin embargo, y aun reconociendo los muchos méritos que acapara este incomparable artista, admito que siempre he tenido una especial predilección por “Our Pal Sal” (nuestro amigo Sal), quizá porque cuando comenzaba a leer tebeos en aquellos tiempos del Cuéntame, el bueno de Sal estaba siempre omnipresente en todas las colecciones de la Marvel, y de esta forma, cualquier lector de comics de superhéroes, tenía por fuerza que comenzar sus andaduras de devorador de viñetas visionando la irresistible estética de Sal Buscema.
Sal Buscema aterrizó en Marvel a finales de los años sesenta siguiendo los pasos de su hermano. Precisamente su primer trabajo fue entintar el número 4 de Silver Surfer, serie que por entonces dibujaba “Big John”. A partir de ahí, una prolífica carrera de tres décadas en la editorial donde ofrecería su máximo nivel en los años setenta, cuando fue artífice del arranque de colecciones tan importantes como la de los Defensores (publicados en España bajo el absurdo nombre de Triple Acción), de la adorable Marvel Team Up (como muestra de su trabajo os recomiendo que compréis en la tienda el número 14 de Biblioteca Marvel Team Up, que se centra en una de las mejores sagas de los años setenta; el viaje en el tiempo de Bill Mantlo), la colección protagonizada por La Cosa bajo el título Marvel Two in One, el Peter Parker The Spectacular Spiderman, Nova, Námor, su preferida Hulk en la cual estuvo diez años ininterrumpidos, y en mi opinión sobre todas ellas, la que dibujó para el Capitán América, donde junto a los guiones de Englehart, firmaría la mejor etapa que nunca haya tenido esta colección.
Y es que fueron tantas las series que Sal Buscema dibujó que prácticamente ninguna colección se libró de sus lápices, y durante esos diez años, hizo gala de una inagotable profesionalidad y de lo que es más importante, fue él quien enrasó los estilos gráficos de los diferentes autores de la época, homogeneizando el producto final según la estética que Marvel abanderaba por entonces.
De tal forma que su importancia en este aspecto fue tal, que Sal Buscema sería el encargado por entonces de dibujar cualquier nuevo personaje que entrase en la escena del universo Marvel, presentándole en sociedad bajo el rigor de ese limpio trazo que poco mas tarde serviría de patrón a maestros como John Byrne y George Perez.
Todo un gran artista “Our Pal Sal”. Tan grande como su hermano, pero mucho menos reconocido.
En la actualidad, su amor por el mundo del cómic le lleva a seguir trabajando en La Casa de las Ideas como entintador ocasional, profesión que Sal Buscema acostumbraba defender. Una muestra más de esa modestia que siempre le caracterizó.
Alfonso Zúñiga
8 de Mayo de 2007
1 comentario:
Buen artículo, Alfonso. Gracias por rescatar a un personaje quizás como tú dices un tanto olvidado, pero muy competente. El bueno de Sal me trae grandes y buenos recuerdos de una época que ya pasó. Cuando el único cómic que leía era Spiderman. ¡Qué época! Recuerdo a los cuatro grandes, como le decía a mi hermano: Our Pal Sal, Alex Saviuk, Todd McFarlane y Erik Larsen. De hecho, los tenía clasificados en dos grupos: los "duros", es decir, McFarlane y Larsen, y los "sencillos", Buscema y Saviuk. Dado que era más impresionable por aquel entonces (aún lo soy), mis favoritos solían ser los primeros. Pero, ahora que pasa el tiempo, cada vez que recuerdo una viñeta del amigo Sal (o del colega Saviuk), me digo: "Qué buen hacer, qué bien trabajaban, no necesitaban de espectacularidad y anatomías exageradas para hacerse un gran hueco en la retina". Por eso nunca he olvidado a Sal Buscema. Porque es un artista tan grande como Jesucristo.
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